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Perdonar al Padre ausente

Perdonar a un padre ausente

A veces, el corazón guarda heridas profundas por la ausencia de un padre. Su silencio, su distancia o sus errores han dejado vacíos difíciles de comprender. Pero en Cristo, aprendemos que el perdón es más fuerte que el dolor, y el amor más grande que la herida.

El mejor regalo que podemos darle a ese papá que no fue el mejor ejemplo —ya sea por su inmadurez, sus batallas internas o por circunstancias que no entendimos— es decirle con sinceridad y libertad:
“Te perdonamos y te amamos.”

No porque lo merezca, sino porque nosotros elegimos sanar. Porque en Jesús hemos sido perdonados, y el perdón no solo libera al otro… también nos libera a nosotros.

Perdonar a un padre ausente no es justificar su abandono,
sino dejar de cargar con el resentimiento.
Es abrir espacio para que Dios transforme el dolor en paz,
y la historia rota en testimonio de restauración.

Hoy, que celebramos el Día del Padre, también honramos el poder del perdón.
Y oramos por esos padres que aún pueden encontrar el camino de regreso,
porque en Cristo, siempre hay esperanza de un nuevo comienzo.

Bendecido dia del Padre

David Alberto Perez

 
 
 

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